LA EDUCACIÓN EN CASTILLA Y LEÓN: Formando talento emigrante


 En la entrada anterior alertábamos del problema endémico que padece España en materia de educación. Pues bien: Castilla y León representa una de las pocas honrosas excepciones: ha logrado convertirse, a través de la implantación de un modelo conformado minuciosamente a su medida, en un referente respecto a lo que ha de hacerse para mejorar el nivel educativo, evitar el abandono escolar y ofrecer una enseñanza de calidad. Según el estudio del caso realizado por Foces Gil, las claves de este éxito son: “la política de adaptación a la dispersión y despoblación territorial, en particular la atención a la escuela rural; el exigente modelo curricular, en el que la enseñanza de las materias instrumentales (Lengua Castellana y Literatura y Matemáticas) y de las lenguas extranjeras ocupa un lugar específico; el fuerte impulso dado a las políticas de fomento de la convivencia escolar; y la mejora de resultados, reduciendo el fracaso escolar”. La apuesta por el bilingüismo ha ido ganando fuerza a lo largo de las últimas décadas, siendo actualmente un programa educativo que acoge al 48% de los estudiantes de Castilla y León. Cuenta también con una particularidad cultural que se suma al acierto de sus políticas educativas: el consenso institucional y una sociedad que valora la formación y es exigente con la calidad del sistema. Pero no todo son luces: la falta de oportunidades y el desmantelamiento de las escuelas rurales son los grandes escollos a los que habremos de hacer frente en las próximas mejoras. Al inicio de este curso han desaparecido del mapa trece colegios rurales. Esto no sólo provoca que los alumnos tengan que deslazarse a otros lugares para recibir su educación, sino que también coloca a los pueblos en una situación agónica. Sin escuelas que ofrecer a las familias, se cercena toda posibilidad de atraer y mantener población y se les empuja a la desaparición. Respecto a la falta de oportunidades, los datos hablan por sí mismos: según eldiario.es, “el 35,5% de los castellanos y leoneses titulados o graduados de entre 25 y 39 años vive fuera de Castilla y León, más del doble que la media nacional (16,5%)”. Sin unas políticas económicas y territoriales que garanticen el futuro de nuestros jóvenes y eviten la obligatoriedad del éxodo rural, seguiremos produciendo talento emigrante y nuestra querida tierra castellana se despoblará cada vez con más velocidad.

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